jueves, 18 de abril de 2013

Sensualidad


SENSUALIDAD

Is Ninón dancing for glory?
No way! never. It is quite clear Ninón is dancing for pleasure!
(Francoise Truffaut)



Producciones Calderón
Dirección de Alberto Gout
Guión de Álvaro Custodio
Fotografía de Alex Phillips
Escenografía de Manuel Fontanals
Edición: Alfredo Rosas Priego
Año: 1950

Esta cinta protagonizada por la rumbera cubana Ninón Sevilla (La Venus Dorada) y Fernando Soler, es la historia del muy severo juez Alejandro Luque (Soler) que condena a prisión a una prostituta de nombre Aurora Ruiz (Sevilla) por dos años y un día de prisión. Al salir del presidio Aurora decide vengarse y el destino hace que el camino del juez y el de Aurora (convertida en una bailarina de cabaret) se crucen y este se ve tentado por aquella mujer de tremendas curvas, al grado de llegar a obsesionarlo. De esta forma Alejandro Luque, cegado por la lujuria y la pasión que siente por Aurora cometerá una serie de faltas con tal de reconquistar a la bailarina, aunque esto lo lleve a la perdición y a un final inesperado.

El cine de rumberas o cine de arrabal fue un subgénero de la época de oro del cine mexicano, (con algunas películas realizadas también en países como Cuba, España, Brasil, entre otros) sus tramas se desarrollaban en ambientes de cabaret y arrabal. Las máximas exponentes de este género (las llamadas rumberas) fueron las actrices: Ninón Sevilla, Maria Antonieta Pons, Amalia Aguilar, Rosa Carmina y Meche Barba.
Se considera a la cubana María Antonieta Pons la primera rumbera del cine al realizar la cinta "Siboney" en el año de 1938, dirigido por su entonces esposo Juan Orol. Sin embargo con la cinta "Humo en los ojos" protagonizada por la rumbera mexicana Meche Barba, David Silva y Maria Luisa Zea, y dirigida por Alberto Gout comenzó la producción masiva de las cintas de rumberas, incluso el director Alberto (Tito) Gout alcanzaría el éxito con Aventurera, Sensualidad y Aventura en Río, 3 de las cintas mas representativas del género y protagonizadas por Ninón Sevilla.

Hay algunas escenas en esta película "Sensualidad" de un erotismo desbordante, como aquellas en las que Aurora, se lleva a su departamento al juez, y le pide que le ayude a untarse alcohol en las piernas,  y se cambia de ropa enfrente de el, y se puede ver reflejado en el espejo su cuerpo escultural.


El cine de rumberas tan propio de nuestro país, alcanzó la atención de los críticos europeos y el mismo Francois Truffaut (crítico de Cahiers du Cinema) describió así a Ninón Sevilla en 1952, como revisión de la cinta "Sensualidad": "Provocadora, vulgar, espléndidamente insolente, la representación total de la seducción; la sensualidad misma del cine mexicano". Hacia 1954, utilizando su frecuente pseudónimo “Robert Lachenay”, escribió en Cahiers du Cinéma lo siguiente: “Desde ahora debemos contar con Ninón Sevilla, por poco que nos ocupemos de los gestos femeninos en la pantalla y en otras partes. Mirada inflamada, boca de incendio, todo se alza en Ninón (la frente, las pestañas, la nariz, el labio superior, la garganta, el tono con que se enfada), las perspectivas huyen por la vertical como otras tantas flechas disparadas, desafíos oblicuos a la moral burguesa, a la cristiana y a las demás”. 

Ninón Sevilla fué muy popular en Francia, en el año de 1952 ganó un concurso de piernas: las de Ninón fueron más celebradas que las de Marlene Dietrich y Ginger Rogers. Los franceses la consagraron como la mujer de las piernas más bellas del mundo.
Dice Ninón: "Sí. Llegué a ser popular en Europa. También en países de Oriente como Japón, donde entraron mis películas a finales de los cincuentas: la primera vez que visité Kioto, me esperaban miles de japoneses que coreaban mi nombre, que para ellos significa algo así como una tempestad, como un ciclón (de hecho me decían "el ciclón del Caribe", lo que me causaba mucha gracia). Cuando vi mi primera película traducida el japonés, me pregunté cómo lograban entender la trama, creo que se trataba de "Aventurera", porque en muchos parlamentos yo veía que no aparecía el texto traducido; pero para ellos todo era muy claro; así fui comprendiendo la fuerza enorme de comunicación que es el cine, y la capacidad de síntesis que contienen algunas lenguas. La música de Agustín Lara y la voz de Pedro Vargas, después de mis películas, se hicieron muy populares en todo Oriente. El público es agradecido con sus artistas, y los recuerda y cuando puede expresar su cariño, lo hace. Por ejemplo, yo pensé que en Francia estaba olvidada. Pero, a finales de los ochentas, me invitaron al Festival de Cine de Marsella; iba con mi chofer en un convertible descapotado, porque hacía un calor inmenso, cuando en una esquina, con luz roja, vi que unas personas comenzaban a correr hacia nosotros gritando: "¡Sevillé! ¡Sevillé!". Me asusté porque los vi que rodeaban el auto; no me dí cuenta qué pasaba hasta que, muchos me extendían papel y lápiz para que les firmara, claro, "Sevillé" era yo, c’est moi...”



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