sábado, 22 de febrero de 2014

La Tia Alejandra.





La Tía Alejandra es una película mexicana de horror dirigida por Arturo Ripstein. Fue estrenada en 1979, protagonizada por Isabela Corona y Diana Bracho.




La Tía Alejandra es un caso curioso y atípico, una rara avis dentro de la cinematografía de género mexicana. No es estrictamente una cinta de terror pero transmite inquietud en muchos de sus pasajes. No es explícita en lo que muestra pero juguetea con acierto con brujería, maldiciones, magia negra y satanismo. No es gráfica a la hora de exponer violencia en pantalla, pero de manera sutil la muestra con una elegante fiereza que causa incluso malestar en espectador. La puesta en escena de Ripstein es austera, sencilla, casi podría decirse que de telenovela. Pero su control sobre el tempo narrativo es excelente. 



Gracias la atmósfera y a la magnética presencia de una gran Isabela Corona que desde un físico endeble y hasta desvalido consigue transmitir un matiz amenazador que parecería inviable sino fuera por el buen trabajo entre el director y la actriz. Basta ver la escena de la conversación de Alejandra con el doctor y el ritual con la chica desnuda al fondo del encuadre, para percibir que con sólo una leve pincelada se puede perfilar el personaje de la protagonista mostrando sus atípicas costumbres y los lugares que regenta. A pesar de que llega un momento en el que tanta desgracia durante el metraje se antoja forzada y que es poco creíble que la familia no se dé cuenta desde un principio que los problemas en el hogar llegaron con esa señora que supuestamente vela por ella, los aciertos del film, su simbología, que hunda sus raíces en cierto folclore de la tierra azteca y el buen hacer lleno de exquisitez y sutilidad por parte de Ripstein (magnífica e incómoda la escena del teatrillo de marionetas) hacen de La Tía Alejandra una interesante pieza a recuperar dentro del cine de género mexicano.2





2.  Trangresión continua blogspot: La Tía Alejandra, El día de la bruja












"Hipócrita" Leticia Palma

Leticia Palma nació en Paraíso, Tabasco. Estudió bailes españoles con el maestro Peñita, con quien debutó formando pareja en 1945, en el teatro Follies. Ya en 1942, había firmado contrato con Grovas junto con Amanda del Llano y Blanca Rosa Otero. Este contrato la obligó a estudiar teatro. Pero al ver que su debut ante las cámaras no llegaba, rompió contrato y regresó al baile español.

Realizó una gira por los Estados Unidos de Norteamérica. A su regreso formó parte de los alumnos de Seki Sano. Su primera oportunidad cinematográfica se la dio Miguel Zacarías en Escuela para casadas (1949). Esta interpretación le valió un contrato de exclusividad con Oscar Brooks, filmando ese mismo año, la película que la daría a conocer, realmente, al público: Hipócrita (1949), aunque antes de ésta, filmó un bit en compañía de Wolf Ruvinsquis y Tin Tan, en la cinta: No me defiendas compadre (1949).


La historia de Hipócrita, la resumió Antonio Badú a Jorge Mejía Prieto de la siguiente manera:
Hipócrita se filmó en 1949 y en ella actué al lado de Leticia Palma, Luis Beristáin, Carmen Molina y Elda Peralta. El argumento fue del escritor y periodista Luis Spota, quien un día en el Longchamps del Hotel Reforma me mostró el argumento de la película, todavía con otro título. Días después estábamos Fernando Fernández y yo en el Regis, donde actuaba el cantante y compositor Carlos Crespo, quien nos cantó tres canciones: “Hipócrita”, “Amor de la calle” y “Callejera”. Hipócrita me gustó para título de la película cuyo argumento me había mostrado Spota. Se lo comenté al productor Oscar Brooks, quien decidió que así se llamara la cinta y que se incluyera la canción. Hipócrita, bajo la dirección de Miguel Morayta, se hizo al vapor, en sólo 13 días. Creo, sin embargo, que se logró una buena película, pues fue un trancazo en la taquilla...Quisiera agregar que los nombres de las otras dos canciones que Carlos Crespo nos cantó también se convirtieron en películas: Amor de la calle y Callejera, ambas protagonizadas por Fernando Fernández.” 1







Como anécdota de esta película, podemos anotar que después de la cirugía que le efectúan en la cara a Leticia Palma, Luis Beristáin le alquila un vestido para que debute en el cabaret El Cielo. Esta prenda es igual a la que luce Rita Hayworth en Gilda, cuando es abofeteada por Glenn Ford, y la canción con la que Leticia debuta en el cabaretucho es el éxito de María Victoria: "es que es toy taaan enamorada" (Soy Feliz).


NOTA

1.- Jorge Mejía Prieto. Sortilegio de vivir. La vida de Antonio Badú, Diana, México, 1993, p.




Link de descarga:

http://depositfiles.org/files/j0xny9cjk

(Cortesía de Cine mexicano del Galletas)